Todo el mundo consume drogas, así que cambiemos las cosas

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Todo el mundo consume drogas, así que cambiemos las cosas

Todo el mundo consume drogas de algún tipo, y ya va siendo hora de que las leyes y la opinión pública se adapten a este hecho. La prohibición es una solución obsoleta que transforma a gente corriente en delincuentes y permite que el crimen organizado sobreviva. La sociedad lo está sufriendo.

Prácticamente todo el mundo consume drogas de algún tipo. Desde el estímulo mañanero de la cafeína al efecto calmante de la manzanilla antes de acostarte, pasando por la ocasional pastilla antes de un concierto o unas cuantas caladas para relajarse. El consumo de drogas es tan común entre los privilegiados como en la gente de a pie. Y es todavía más habitual entre los ricos, gente con educación universitaria y personas de éxito. La mayoría consume drogas de algún tipo y en general no suele ser una actividad problemática.

La decisión gubernamental de hacer que una sustancia sea legal y otra esté prohibida es arbitraria, en el mejor de los casos. Las normas crueles transforman a ciudadanos por lo general respetuosos con la ley en delincuentes, y los condenan por la forma en que eligen recrearse. Términos como yonquis y drogadictos se aplican a personas corrientes por culpa de unas confusas leyes prohibitivas.

En lo que respecta a las drogas, parece que las leyes se dictan para perseguir a las minorías, y a menudo se trata de ideologías racistas o clasistas encubiertas. Estas leyes injustas solo llenan los bolsillos de empresarios cuestionables (cárceles y medicamentos con receta) y aumentan los ingresos gubernamentales (multas y confiscaciones).

La aplicación de sanciones penales a personas inofensivas por posesión de drogas hace más daño que bien. Estigmatiza a gente que consume drogas y pone obstáculos para el tratamiento, la rehabilitación y la comunicación sincera con personas que importan. La mayoría de los gobiernos del mundo deben revisar sus políticas en materia de drogas, responder de forma racional a pruebas y estadísticas, a las opiniones de los expertos, y a las innecesarias muertes relacionadas con las drogas.

 

PROBLEMAS Y SOLUCIONES: LA CRIMINALIZACIÓN DE LAS DROGAS HACE MÁS DAÑO QUE BIEN

Los gobiernos actuales presentan una imagen de la sociedad al borde de la degeneración, y la legalización de las drogas como el impulso final que nos va a condenar a todos. Por desgracia, esta actitud está sumamente desfasada (y sin duda es hipócrita), porque las drogas son un hecho de la vida.

El pensamiento científico moderno es que la mayoría de las políticas actuales en materia de drogas son inmorales en muchos sentidos. En estos momentos, el crimen organizado obtiene unos fabulosos beneficios del comercio con drogas y corrompe el sistema social en el que confiamos para poder funcionar de forma correcta.

Al mercado negro le interesa que ciertas sustancias sigan siendo ilegales, porque si se regulan, perderían su actividad lucrativa.

Esta corrupción también se da dentro del panorama legal de la industria. Las empresas farmacéuticas invierten mucho dinero para ejercer presión en contra de la legalización y la investigación de ciertas drogas. Solo hay que observar la legalización del cannabis en Estados Unidos, donde las grandes farmacéuticas financian campañas anti-cannabis. ¿Por qué? Porque, una vez más, si se legalizan ciertas drogas, perderían una parte de su mercado. Y es que el cannabis está reemplazando a los opioides con receta en los estados donde ha sido legalizado.

¿UN FUTURO MEJOR?

Tener una actitud saludable hacia las drogas aporta diversos beneficios para la sociedad en general. Estandarizar la dosificación se traduce en un menor riesgo de sobredosis y menos estrés para los sobrecargados sistemas hospitalarios. La policía y el sistema judicial tendrían más tiempo y recursos para luchar contra los delitos de verdad.

Estas actividades se podrían gravar de forma debida y utilizarse en beneficio de todos, en lugar de desaparecer en el mercado negro. Las drogas legales podrían hacer que el dinero se canalice hacia programas escolares y de rehabilitación ambiental, como está sucediendo en Colorado.

La legalización acaba con el estereotipo de la gente que decide consumir drogas. La sociedad será más sana si el enfoque se centra en la educación en vez de en la prohibición. El consumo de drogas se puede percibir como algo más ético mediante la concienciación de un uso sano y responsable. Lo que se necesita es más información sobre los placeres que proporcionan las drogas junto a los peligros y las consecuencias de un consumo indebido.

El consumo de drogas aumenta cada año y, por desgracia, también lo hacen las detenciones. Como resultado, los que salen perdiendo son los pobres y las minorías. Es injusto que las personas que se puedan permitir representación legal puedan tomar drogas sin que les pase nada. Si condenamos las drogas, estamos situando a los más marginados de la sociedad en una situación de mayor riesgo. Las drogas callejeras son escandalosamente caras y de dudosa calidad, y la protección de la salud es inexistente. ¿No te parece un malgasto de impuestos arrestar, procesar y encarcelar a un sin techo drogadicto?


En la Encuesta Mundial sobre Drogas del 2016 figuran las diez drogas más populares del mundo. Del uno al diez son: cannabis, MDMA (éxtasis), cocaína, anfetaminas, LSD (ácido), setas mágicas, opiáceos con receta y sin receta, óxido nitroso, ketamina y poppers. La legalización de estas drogas evita la delincuencia organizada, genera unos ingresos fiscales impresionantes y ayuda a combatir adicciones. Sería sencillamente imposible comprar cantidades adictivas de cocaína, por ejemplo.

Hay cientos de miles de personas a las que les gustaría sincerarse con respecto a su consumo de drogas. La prohibición ha sesgado la percepción pública de las drogas. Es algo que se debe ocultar. Impide conversaciones abiertas con las personas que importan porque estas creencias erróneas influyen en su opinión. En estos momentos, hasta puede sonar bien admitir públicamente que consumes drogas, pero solo si eres uno de los pocos privilegiados que son percibidos como buena gente.

Esto no significa que las drogas se deban vender en el supermercado o en la tienda de la esquina. Hay que disponer de lugares adecuados para la compra y el consumo de drogas.

Debemos entender que el consumo de drogas es tan variado como habitual, así que ya es hora de que cambiemos las cosas. Estas políticas y actitudes están completamente desfasadas, incluso con algo tan inofensivo y no adictivo como el cannabis. Una cantidad desproporcionada de detenciones relacionadas con las drogas (75%) son incidentes que tienen que ver con el cannabis. Lo único que habría que hacer es fijarse en Colorado.

La legalización de la droga más popular del mundo ha generado unos beneficios fiscales tan extraordinarios que están transformando la sociedad para mejor. En el año 2016, se invirtieron alrededor de 200 millones de dólares en programas de salud para escuelas públicas, viviendas para poblaciones en riesgo y programas de tratamiento para combatir la crisis de los opioides.

Una cosa es segura, el actual modelo de políticas sobre drogas no funciona. Fomenta una cultura que permite prosperar al mercado negro, llena las cárceles de "delincuentes" no violentos, y arruina vidas. Se debe pasar de un enfoque sancionador al del cuidado de la salud. Solo entonces nuestra sociedad podrá abordar de verdad el problema de las drogas.